Aunque no era una conferencia de donantes, un apoyo de 120 millones de euros fue uno de los resultados. Otro fue la promesa de la creación de un Grupo internacional de Amigos del Proceso de Quito y la organización de una pronta conferencia de donantes.
Durante el encuentro -patrocinado por la Unión Europea, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados- se subrayó la generosidad de los países de la región y su política de brazos abiertos. El foco fue puesto especialmente en Colombia, Ecuador y Perú, los países que más migrantes y refugiados venezolanos registran.
¿En la coordinación regional se tiene en cuenta la desproporción en las capacidades de los países de acogida? "El 'Proceso de Quito' tiene una mirada holística del proceso de desplazamiento venezolano”, responde a DW Osmar Alza, director de Asuntos Internacionales de la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina.
"Si bien sí se tienen en cuenta estos aspectos, es difícil tener una visión a mediano plazo, teniendo urgencias como las de Colombia, Ecuador y Perú”, comenta Alza. Su país fue la sede del último encuentro regional. Con su tradición de migración, Argentina tiene mucha capacidad técnica. "Los últimos tres años concedimos 800.000 nacionalizaciones con plenos derechos; de ellas, 170.000 fueron a venezolanos”, agrega Alza.
No obstante, aunque estén mejor preparados para enfrentar la crisis migratoria, Alza subraya la necesidad de aumentar la ayuda y la cooperación internacional. "La crisis es muy grande”, dice Alza. "La relocalización de los refugiados es una de las tantas opciones que vemos como posible salida”, comenta Besaril. "Pero para eso y para muchas cosas necesitamos ayuda internacional. Estamos a punto de apretar el botón rojo”, concluye.